Los suelos laminados o tarimas laminadas se componen de varias capas, normalmente derivados de la madera, siendo la última capa un compuesto sintético que puede variar de composición, pero que generalmente es un compuesto de resinas de melamina a alta presión, que lleva impreso un dibujo imitando a madera o incluso a otros materiales (ladrillos, mármol, etc).
El grosor de la lama suele ser de entre 6 y 12 mm. La longitud varia en función de los modelos, pero el estandar oscila entre 1280 y 1350 mm, con anchos de 150 y 180 mm. También existen anchos, largos y grosores especiales.
Existen un gran abanico de productos, con gran cantidad de estilos, formatos, colores y texturas disponibles, existiendo imitaciones a practicamente todas las maderas naturales.
Para zonas húmedas como baños y cocinas, se recomiendan tarimas específicas para dichas estancias.
Es más duro que la madera barnizada a la abrasión, por lo que resite mejor los arañazos leves y tacones. Así mismo, ofrece mejor comportamiento a las manchas que los barnices tradicionales y a las quemaduras de cigarrillos.
Estos suelos se clasifican en cinco calidades diferentes, son sometidos a un test de abrasión y según el numero de vueltas soportadas así son clasificados. La resistencia de la melamina se clasifica en:
AC 3, AC2, AC3, AC4 y AC5 .
Además tienen una segunda clasificación por clases de uso (doméstico o comercial) :
Clase 31 - 32 - 33 - 34.